
El ser humano es un ser social, que interactúa diariamente. Muchas veces su forma de reaccionar dependerá de las experiencias que haya tenido a lo largo de su vida.
Un individuo puede haber tenido una niñez ligada a situaciones delicadas donde la violencia y la agresividad sean los comunes denominadores. Aparte, en la vida adulta puede tener un trabajo con mucho estrés, poca flexibilidad para actuar y con superiores impulsivos.
Todas esas situaciones, llevan a uno a actuar de una manera u otra, así como qué sentimientos se tienen hacia uno mismos y hacia los demás. Por todo ello, es necesario conversar y buscar apoyo emocional con personas que se encuentren formados para esa tarea. En este artículo se abordará la importancia del psicólogo ante las crisis emocionales.
¿Quiénes necesitan ayuda psicológica?
Para algunos, la ayuda psicológica sólo la requieren aquellos que sufren un trastorno mental como: la depresión, la ansiedad, la bulimia, el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), el trastorno límite de la personalidad, entre otros. Es decir, sujetos cuya interacción social, afectiva, laboral y académica se encuentra afectadas.
Lo anterior está fuera de la realidad, debido a que existen crisis en la vida que son necesarias de abordar a través de la atención psicológica, por ejemplo: el duelo, el divorcio, la separación de los padres, la migración forzada, etc.
Algunas culturas enseñan a ocultar las emociones que se tienen, sobre todo si las mismas están relacionadas con el dolor, la agresividad, la violencia, la tristeza. En estos casos, probablemente esté mal visto asistir a un profesional que apoye estos procesos. Los problemas diarios aunque parezcan simples, pueden causar efectos negativos en la psique del individuo. En el caso en el que uno no se ponga en manos de profesionales de la psicología, se puede ir generando desensibilización o ir transformándose en trastornos mentales. Es por ello por lo que es tan importante acudir a un psicólogo.
Problemas como el duelo pueden llevar a un individuo a un estado de depresión, así como a falta de sueño. Tomar un fármaco que alivie estos síntomas es la opción de algunas personas. En este caso, se atacan las consecuencias, pero se dejan de tratar las causas. Por lo tanto, al de un tiempo dichos fármacos dejan de tener ningún efecto y continuamos con el problema pero de forma más cronificada. Por eso, siempre recomendamos que nada más tener un problema, uno acuda a terapia. El hecho de dejar pasar tiempo, solo hace que el problema se cronifique, la persona lo pase mal y que su tratamiento sea mucho más largo.
La terapia psicológica tiene efecto de aprendizaje, también es un estimulante cerebral. Después de llevarse a cabo varias sesiones de terapia se observan cambios bioquímicos, en los que se disminuyen los niveles de algunos neurotransmisores. Lo que lleva a la persona a una transformación de la conducta.
Ante situaciones como las adicciones al tabaco o al alcohol, la atención psicológica ha demostrado buenos resultados, bajando la ansiedad del paciente al no poder hacer uso del producto adictivo, además de la no reincidencia al mismo. Mientras que implementar un tratamiento con medicamentos, tiende a funcionar por un tiempo, pero el consumo se repite y pueden presentarse efectos secundarios.
Por otra parte, y a nivel educativo, por suerte, Euskadi es un lugar en el que se incluye al psicólogo dentro del personal de las instituciones educativas. Aunque la cantidad de psicólogos está muy por debajo de lo que sería necesario y conveniente, cada día podemos ver como existen más psicólogos y se van observando como profesionales indispensables para el tratamiento del TDAH, trastornos del aprendizaje como la disortografía, o problemas tan habituales como la dislexia, entre otros.
Este mismo problema lo podemos encontrar en la sanidad pública, y es que a pesar de que cada año la cantidad de profesionales es mayor, aún hoy en día está muy por debajo de lo que sería necesario y conveniente. Cualquier persona que sufra de una enfermedad crónica o de difícil curación, es conveniente que acuda al psicólogo (público o privado). El cáncer, el Alzheimer, el VIH, la esclerosis múltiple, el Parkinson, entre otras, son dolencias con las que el psicólogo puede ayudar en el largo proceso que viven las personas que lo padecen. Así, como a las personas y familiares cercanas a estas personas.
La terapia requiere de la colaboración del paciente, por lo que hay un proceso de reflexión, meditación, análisis y observación del problema que se le presenta. Esto no es acto de magia, sino que es un proceso continuo, en el que el psicólogo va aplicando diferentes estrategias, con el fin de que el individuo pueda darse cuenta de lo que está pasando y cuando vuelva a estar en una situación parecida, pueda resolverlo.