
No me siento aceptado, todos me miran con desprecio ¿Es porque tengo sobrepeso?
Muchas veces ir a comprar ropa e ingresar en un restaurante, son dos situaciones que se convierten para las personas con sobrepeso en un problema o una situación de malestar.
Sentirse observados en un gimnasio, en un ómnibus o un avión, o mismo en una piscina, son momentos percibidos como desagradables e inhibitorios para la persona que tiene sobrepeso o no se siente cómoda con el peso que tiene. Intentar desarrollarse en la vida de un modo “normal” a veces se vuelve un desafío y se vuelve necesario trabajar con nuestra autoestima para lograr aminorar el impacto de los preconceptos y manifestaciones que en la sociedad nunca faltan. Pero también el trabajo debe estar enfocado en la percepción que tenemos de nosotros mismo y en el fortalecimiento del autoconcepto y autoestima.
¿Porque los otros juzgan sin saber?
Como sociedad naturalmente tenemos algunos conceptos implícitos impuestos y conformados socialmente. Estas construcciones sociales nos dan identidad como conjunto de sociedad. Una representación social es aquel significado atribuido implícitamente a una característica de una persona, que define el modo en que aquella persona es tratada en aquella sociedad, pero también como aquel individuo se ubica en ella y en consecuencia se siente. Percibirnos gordos en una sociedad tan preocupada por la estética, nos provoca un gran problema de adaptación y confort.
El concepto socialmente establecido de “Cuerpo Perfecto” se relaciona con lo atractivo, exitoso y saludable. Por otro lado, y de modo opuesto, quien no cumple con aquellos estándares estéticos, se relaciona con lo poco atractivo, lo descuidado, y solo es foco de atención por una crítica o rechazo.
En el caso de las personas con algunos kilos de más u obesas, se les atribuye una visión de descuidado, de desexualización y de falta de amor propio. Se escuchan comentarios del estilo “aquel gordo es bueno, pero debería cuidarse más, bajar de peso y hacer cosas para tener el cuerpo más delgado”. Estas últimas son las ideas implícitas que se enfocan en la estética del “modelo a seguir” y así, la representación social de la persona con sobrepeso queda atada a la culpabilización de la persona por excederse.
Si nos olvidamos de la salud, no olvidamos de todo
¿Cuál es el objetivo real de llegar a un cuerpo perfecto? Aquí se encuentra el punto que debemos trabajar. Tener un estado de salud óptimo, no implica simplemente reducirse a lo estético, al estar delgado. Es más amplio el concepto de salud. Pero la aspiración de cualquier persona con sobrepeso, gordo u obeso es la de estar flaco en primera instancia, así que luego se ocupará de estar en óptimo estado de salud.
¿Cómo impacta en la persona lo que se “dice” socialmente?
Debemos entender el impacto de la representación social del “gordo” en la persona que tiene sobrepeso, obesidad y mismo aquella persona que tiene unos kilos de más. La predisposición corporal y hacia el mundo que este presenta, es singular. No es mirado y observado del mismo modo que una persona con un peso entendido como normal, y esa mirada también hace que el sujeto no se sienta a gusto consigo.
Si prestamos atención especial simplemente cuando conversamos con otros, en grupo, sobre todo cuando hace mucho que no vemos a alguien, nos encontramos describiendo o halagando su fisonomía. Algunas frases pueden ser “Oye, que gordo estás” o “Qué bien que te veo, estás más delgado”. Simplemente en estos comentarios se pueden observar los preconceptos positivos para el delgado y negativos para quien tiene sobrepeso.
Y allí es donde se le agrega un “kilo más”, para quien se siente en “mal” por no cumplir con este ideal aspirado por la sociedad. Ideal que cree querer alcanzar para poder integrarse. El rechazo social percibido, hace que se incremente la propia insatisfacción por la condición corporal y se ve así afectado en su autoestima.
Pensemos también en el impacto en las interrelaciones, en la conducta de la persona con sobrepeso. Relaciones en la que a veces se siente rechazada, y cae en la “burla” del grupo o en el sentimiento de lástima por su “situación”, que no contribuye a su propia autoestima. Tener en cuenta lo físico es importante, claro está, ya que, como todo exceso, genera un desborde que desarticula el equilibrio del cuerpo. Pero, este desborde también debe entenderse como la incapacidad para regular emociones, impulsiones y conductas que cubren ciertas falencias que el obeso no logra percibir.
¿Y entonces cómo puedo sentirme bien?
Claro está que el modo en que comemos y que genera exceso de peso, es un aspecto que debemos tratar porque es importante mantener una vida sana y saludable. Pero también es importante entender que todos los cuerpos son como todas las mentes, singulares y diferentes. Cuando una persona tiene una “comilona” y no engorda y otra si, la conducta alimenticia es igual de dañina, sólo que una de ellas no tiene las consecuencias físicas que si tiene la otra.
Debemos dejarnos acompañar con ayuda profesional cuando sentimos que no podemos controlar la ingesta, cuando sentimos que comemos sin hambre o que resolvemos con la comida aquellos momentos de ansiedad, estrés, angustia, etc. La psicología cuenta con valiosas herramientas para ayudarte.